Hay artistas que transforman la realidad. Se adueñan de lo que observan con pasión y sutileza y descubren mundos inesperados que enriquecen la vida de los que contemplan sus obras. La pintura de esta malagueña cosmopolita, incansable viajera enamorada de Madrid desde hace veinte años, es un regalo de esa naturaleza. Sus paisajes, claros y amigables, sorprenden al espectador porque le entregan una ciudad inédita. Calles y plazas. Monumentos y edificios, vistos mil veces, completamente transfigurados porque Paula Varona los ha retratado desde un ángulo insólito. Casi siempre muy alto. «Soy como un gato, me subo a las azoteas y a los tejados en busca de una perspectiva determinada», dice.
Paula Varona lleva a la Casa de Vacas en el Parque del Retiro, en Madrid, «Madrípolis», una vistazo a la ciudad con una mirada diferente.
Berta López.