Al hiperrealismo de los paisajes urbanos, con recuerdos a Antonio López, le has sumado una pincelada impresionista que los transforma. La luz de tus ojos se derrama sobre las calles, las personas, los coches y los edificios para iluminarlos con originalidad. Haces una pintura profunda, de artesanía bien aprendida, de aliento artístico insaciable, de extraordinaria complejidad.
La exposición que presentas en Casa de Vacas me dejó impactado. Aparte de la novedad de varios cuadros en tres dimensiones, has centrado el paisaje urbano de Gran Vía en tu paleta, para transformarlo revelarlo con sus propios perfiles. Tus edificios y calles corren y pasan y sueñan como los ríos Antonio Machado
Estimula el alma del artista en ellos. Todo lo encienden con la avaricia del sol desbocado.
Mi inolvidable amigo Juan Eduardo Cirlot decía que el arte, como el hombre, se encuentra entre dos fuerzas opuestas que lo solicitan, una es la belleza de la serenidad absoluta, la otra la fascinación del abismo. Has elevado los huecos de la ciudad, a la altura de los tejados y cúpulas para recrear en la serena contemplación de la belleza. Tus cuadros tienen, Juan de la Cruz de fondo, ritmo de música tranquila, de soledad sonora. Eres, querida Paula, como en el verso del poeta, el huracán de la melancolía, la confusión de los párpados, el grito en el vacío, el corazón rojo desmenuzado, la garganta llena de luz, la piel del alma ungida por una serpiente. , portador de grilletes y sombras.
Tus piedras están labradas por los gemidos de la calle.
Luis María Ansón