Tintas pigmentadas sobre lienzo de algodón. Calidad Museo. Canto clonado.
Reproducción en lienzo de Primavera en Fisterra, faro de Finisterre. Finisterre fue considerado durante siglos el límite de las tierras conocidas, la frontera del Más Allá, el Fin del Mundo (de ahí su nombre pesto por los romanos “finis terrae”: fin de la tierra.
La punta es un acantilado en ascensión desde los temidos islotes de O Petonciño y de A Centola hasta el monte de O Facho donde parece que estaba el Ara Solis de la Antigüedad para la celebración de los ritos solares. Tradicionalmente se considera el punto más occidental del continente, aunque en puridad no le corresponda tal título. Hasta aquí se prolonga el Camino de Santiago para los peregrinos que según la tradición queman a la orilla del mar las ropas y comienza el regreso a casa.
Cuando los romanos llegaron a este lugar, presenciaron por primera vez el espectáculo sobrecogedor del sol hundiéndose en las aguas. Encontraron un altar dedicado al astro rey, el Ara Solis, erigido por las tribus celtas de la zona. Diversas fuentes ven un paralelismo directo entre la imagen del sol hundiéndose en el mar, y la hostia y el cáliz del escudo de Galicia. Hoy, una plaza en el pueblo recibe el nombre de Ara Solis.
El faro de cabo Finisterra es muy probablemente el más visitado de Europa así como el más próximo a América. Construido en 1853, a 138 metros sobre el nivel del mar.